Las capas del yo:
Por un lado
debemos mencionar el consciente:
El consciente es
la capa más externa del yo y es lo que nosotros sabemos y somos conscientes de
nosotros mismos. Por un lado, la madre
es consciente de que se va a comprar y que va a dejar a los niños solos en
casa, por eso, ordena a los cabritos a no abrir la puerta a nadie. Por otro
lado, los cabritos entienden esa orden y la van a poner en práctica (hasta que
son engañados) y son conscientes de eso.
Al igual que casi
todos los cuentos, el inconsciente está muy presente, ya que el mal disfrazado
(el lobo), va a actuar mediante impulsos (sexuales, agresivos…), es decir,
mediante lo que dicta el ello, sin ninguna represión del súper-yo y los niños
aprenden de manera indirecta que debe haber un equilibrio entre el ello y el
súper-yo. Con esto, los niños no deben entender que esos impulsos hay que
rechazarlos completamente, debido a que forman parte de nosotros y hay que
aceptarlos, pero que deben estar regulados, controlados y reprimidos (función
del súper-yo).
Como ya sabemos,
el súper-yo se va construyendo a lo largo de la infancia y gracias a este tipo
de cuentos, esto es posible. El súper-yo no solo se va consolidando por normas
o educación, también se va construyendo gracias a experiencias y cómo vivimos
las cosas. Si el niño vive el cuento, siendo identificado con el personaje
gracias a la sobrenaturalidad cotidiana, metáforas… , la enseñanza será mucho mayor
y el súper-yo se consolidará más.
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